El pasado 15 de mayo, en una entrevista radiofónica, escuché a la Presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos, retar a quien se hubiera visto afectado por la imposición del euskera a que lo demostrara.
Pues bien Sra. Presidenta, me llamo Yolanda Hernández Ortiz, soy pediatra de Atención Primaria en Navarra. En la oposición de pediatría del SNS-O en el año 2005 no pude acceder a una plaza fija por no tener el nivel de euskera requerido. Mientras tanto y como pediatra interina, entre otros destinos, pude desempeñar mi trabajo en las zonas vascófonas de Etxarri Aranatz, de Leitza-Giozueta y de Alsasua durante más de 12 años, sin quejas de mis pacientes por mi desconocimiento del euskera.
Como sabe, estas oposiciones consisten en concurso (dos pruebas escritas) y posteriormente concurso de méritos (años de experiencia, docencia, doctorado, investigación, etc…). A partir de ahí se elabora un listado por orden de puntuación, este listado se utiliza para elegir las plazas vacantes convocadas (pasando a ser funcionarios) y también para que al resto de aprobados se les ofrezca trabajar en las plazas que queden vacantes (pero como interinos).
En la oposición de 2005 mencionada había 13 plazas vacantes. Yo quedé en decimotercera posición y sólo quedaba para poder elegir una plaza en Alsasua, con requisito de euskera (Nivel B2: 5 años de Escuela Oficial de Idiomas). Como ningún opositor (incluida yo) cumplía con este requisito, esta plaza se quedó vacante.
De esta forma me encontré con la paradoja de que no pude acceder a una plaza fija por no saber euskera pero, como me quedé la primera aprobada sin plaza, precisamente me ofrecieron la misma plaza (Alsasua) para trabajar como interina. ¡Mi dignidad me impidió aceptarla!
Seguidamente me presenté a las oposiciones de Osakidetza, donde el euskera puntuaba muchísimo; pero un buen examen y mi baremo me permitieron obtener una plaza. Como además quedé en los primeros puestos, tuve un amplio abanico de opciones de elección de destino, entre los que se encontraba Araia (a 7 kilómetros de Alsasua), población en la que pude ejercer como pediatra de Osakidetza sin saber euskera.
Como verá, es un contrasentido que no pudiera trabajar con plaza fija en Navarra como pediatra del SNS-O por no saber hablar euskera y, sin embargo, para trabajar con plaza en propiedad en el País Vasco sólo tenía que continuar unos minutos más en coche.
Posteriormente obtuve plaza en el SNS-O, actualmente trabajo en Tierra Estella, donde ocasionalmente he tenido dificultades de comunicación con pacientes inmigrantes (árabes, rumanos, búlgaros…).
Por supuesto, todo lo anteriormente relatado está documentado en los distintos BON y BOPV.
Por otro lado, me parece importante puntualizar que desde hace años, en cumplimiento de la normativa establecida al respecto, existen una serie de plazas de Pediatra de Atención Primaria que llevan parejo el requisito del euskera (Etxarri Aranatz, Larraintzar, Santesteban, Alsasua, Irurtzun, …), de manera que su conocimiento llega a asegurar la obtención de una plaza con tan sólo aprobar los exámenes de la oposición, en detrimento de quienes tengan mayor puntuación en los ejercicios de oposición o más baremo en el concurso de méritos. Es decir, un pediatra recién acabado, sin experiencia profesional, casi sin baremo, pero teniendo dominio de euskera, puede acceder a una de las plazas mencionadas anteriormente.
Todo esto que ocurrió con el anterior Gobierno, también ocurre ahora y me temo que seguirá ocurriendo…
Valga como ejemplo mi caso en el que, una vez que he obtenido mi plaza en propiedad, si deseo trasladarme a otras plazas de pediatría, deberé participar en un concurso de traslado, en el que se tendrá en cuenta tanto el tiempo trabajado como los méritos (docencia, investigación, publicaciones, etc.) SALVO para las plazas que tengan el requisito de euskera (las mencionadas anteriormente). A éstas no puedo optar, ni cómo pediatra del Gobierno de Navarra, ni como pediatra de Osakidetza, … ni habiendo obtenido una cátedra de medicina. Sin embargo, sí puede hacerlo quien obtuvo plaza por el euskera (aunque durante este tiempo se hubiera dedicado, por poner un ejemplo, a recorrer el mundo como experiencia personal). Nuevamente el conocimiento del euskera limita mis posibilidades laborales.
En cuanto a este punto sobre los traslados, me gustaría hacer una puntualización a BILDU:
Estos días leo en prensa que consideran injusto el tratamiento del euskera en los traslados. Qué ingenuidad la mía al pensar que, ante la carencia de especialistas, quieren flexibilidad, valorando los méritos sobre los que versa mi trabajo diario (la medicina es muy dinámica y continuamente hay que actualizarse), … pero NO, lo que consideran injusto es que quien obtuvo plaza por tener la “llave del euskera” sólo pueda trasladarse a plazas con requisito de euskera, NO a las de castellano… ¡Pero hombre!, si de no ser por esta “llave” no es que no hubiera obtenido plaza, puede que ni siquiera interinidad…
Desde el 2009, aquellas personas que por puntuación en su concurso oposición pueden optar a plaza y además tienen conocimiento de euskera, podrán trasladarse a cualquier plaza, en castellano o euskera. Pero, si por puntuación NO pudieran optar a plaza, pero el conocimiento del euskera les permite el acceso denegado a otros con mayor puntuación, sólo podrán a trasladarse a las plazas con tal requisito.
Esto es lo que se quiere eliminar, ya que ustedes han presentado una proposición de ley para modificar la actual legislación para que los trabajadores de la administración que ocupan plaza con perfil de euskera puedan acceder a otro puesto en castellano.
Fdo: Yolanda Hernández Ortiz