Sindicato Médico de Navarra, 18 de diciembre de 2015
Hace pocas semanas el Consejero de Salud, en un aparente gesto de “contar con los profesionales” propuso que entre los nueve vocales del Consejo de Gobierno del Servicio Navarro de Salud – Osasunbidea, dos fueran elegidos por los profesionales sanitarios a propuesta de las correspondientes Juntas Técnico Asistenciales de Atención Primaria y del Complejo Hospitalario de Navarra.
Tan razonable proposición se trasladó el pasado día 11 de Diciembre para su cumplimiento en el seno de la JTA de A. Primaria. En el orden del día de la convocatoria de dicha Junta se incluyó la elección del correspondiente Vocal del Consejo de Gobierno del SNS-O con el siguiente criterio: “El representante designado por la Junta Técnico Asistencial de Atención Primaria debe ser profesional sanitario, formar parte de la misma y haber sido elegido por los profesionales”.
Conviene destacar que la JTA está formada por siete miembros natos (en su condición de cargos de libre designación del SNS-O) y once miembros electos (elegidos por los profesionales, sanitarios o no); en la Junta del día 11 votaron, sin embargo, TODOS los miembros de la JTA incluido el Director de A. Primaria, el resto de los vocales “de la Administración Sanitaria” y el vocal representante de profesionales “no sanitarios”.
Así terminó la farsa de ejercicio democrático y participativo: era “postureo”. En un intento de controlar hasta el último rincón, Salud no podía soportar dejar en manos de los profesionales, elegidos por los médicos y enfermeras, la elección de su representante en el Órgano de Gobierno del SNS-O. Tenía que ser el profesional que ELLOS quisieran, de manera que -juez y parte- la Dirección de Primaria impuso su capacidad de manipulación auspiciando el voto de quienes, en virtud de su cargo, deberían haberse abstenido.
El gesto podrá ser legal -lo dudamos- pero es inmoral y desvela la falacia del nuevo talante. A las primeras de cambio han vuelto a las andadas, nada sorprendente si tenemos en cuenta que entre los responsables del Departamento de Salud prácticamente no ha cambiado nada, salvo los collares.