En esta situación de pandemia, en la que se ha exigido a todos los profesionales sanitarios en general y a los facultativos en particular, una dedicación y entrega absolutas, hemos creído que era ya el momento adecuado de revisar lo vivido y hacer una valoración global.
La semana pasada, el Sindicato Médico de Navarra envió una encuesta a todos los facultativos de la Comunidad Foral, para valorar la situación actual de las condiciones laborales relacionados con el ejercicio profesional durante la pandemia.
Hemos recibido un gran número de respuestas, más que suficiente para poder extraer conclusiones significativas. Su procedencia fue, en un 43.8% del ámbito hospitalario y en un 42.5% de Atención Primaria.
Los resultados por bloques temáticos han sido los siguientes:
– Disponibilidad de los medios de protección:
Más del 85% de los encuestados declararon no haber dispuesto de material de protección suficiente en cantidad y/o calidad. Un 8,3% de ellos lo comunicaron por escrito a sus responsables (directores, Sº de Prevención de Riesgos laborales, jefes o supervisoras).
– Protocolos y normas de actuación:
La información sobre las normas de actuación (protocolos) disponibles para guiar el trabajo de los profesionales se analizó de forma cualitativa y en base a la adecuación de los contenidos (valorada como aceptable), a la facilidad para acceder a esos contenidos (buena), a la actualización de los mismos (buena), a la aplicabilidad en la práctica de esos protocolos (aceptable) y a la sencillez de su interpretación (mala).
– Situación respecto a COVID-19:
Un 8% de los encuestados se había infectado por SARS-COV-2, pero más del 28% declararon no saber si habían o no pasado la infección y un 11,3% respondió que sí sospechaba haberla pasado, pero no podía demostrarlo.
– Diagnóstico y pruebas:
El 95% había sido sometido a algún tipo de prueba diagnóstica. La mayoría mediante un test rápido (83,3%) y más de la mitad con PCR.
Sin embargo, la confianza en las pruebas diagnósticas se ha demostrado dispar. Mientras la mayoría considera muy fiables la PCR o el ELISA, solo un 1,73% considera el test rápido bastante fiable y nadie lo considera muy fiable, frente a un 85% de los encuestados que respondieron que ese test era poco o nada fiable.
– Bajas y aislamiento:
Un 21,5% precisó aislamiento o baja laboral y de ellos un 15,6% tuvo problemas con los trámites necesarios, especialmente con los que dependían del Sº de Prevención de Riesgo Laborales. Casi un 24%.de facultativos tuvo dificultades para que su baja o cuarentena fuera considerada accidente laboral.
Los profesionales considerados como “sensibles” ante COVID-19, es decir, que tenían un riesgo elevado por razón de sus circunstancias personales o enfermedades previas (18,7%) o que consideraban que, sin cumplir los criterios del Ministerio de Sanidad, deberían haber sido considerados como tales (13,8%) se mostraban muy satisfechos con la comprensión de sus jefes ante su situación de riesgo, pero poco conformes con la actuación del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales y muy disconformes con la información que habían recibido sobre sus derechos laborales y las dificultades con los trámites necesarios.
– Trabajo extraordinario:
Un 65% de los médicos ha realizado trabajo por encima de su jornada y el 47,6% de ellos, realizaron ese exceso de trabajo dentro de sus unidades mediante la prolongación de jornada, mientras que un porcentaje muy significativo lo hizo en unidades COVID (38,5%) y muchos cubriendo además el trabajo pendiente por las bajas de sus compañeros (el 26,6%). Un 7% se ofreció voluntariamente para ayudar en el esfuerzo, pero los gestores no consideraron necesaria su aportación.
Lo más llamativo es que al 35,6% de los que han respondido la encuesta no les han retribuido el exceso de trabajo y ese porcentaje podría ser mayor, ya que el 27,5%, en el momento de cerrar la encuesta, aún no había comprobado su nómina.
– Aspectos anímicos y perspectivas:
La mayor parte de los facultativos, se ha sentido útil estas semanas, pero cansado y afectado anímicamente. Un porcentaje amplio había sentido bastante miedo y se había sentido bastante sobrepasado por la situación (25%). En general, no se habían sentido protegidos, ni bien dirigidos.
En cuanto a sus perspectivas de futuro y posibilidad de un nuevo rebrote, valoradas de forma cualitativa, los facultativos muestran una extraordinaria confianza en sus compañeros, que contrasta con la escasa credibilidad que les merecen los gestores. De cara al futuro no nos dan seguridad la claridad de los protocolos, la preparación de la organización y la suficiente disponibilidad de recursos, incluidos los medios de protección individual.
Solo un 12,1% de los encuestados había podido dar su opinión, previamente a esta encuesta, respecto al COVID-19.
INTERPRETACIÓN:
Los datos originales se pueden consultar en este enlace y sacar conclusiones de su lectura.
Tras la valoración el Sindicato Médico de Navarra señalar que lo primero que llama nuestra atención es la alta respuesta de nuestros/as compañeros/as. En unos días en los que la cantidad de información es enorme y el tiempo disponible escaso, interpretamos la alta tasa de respuestas por la necesidad de los facultativos de hacerse oír y poder aportar opiniones en temas críticos. Es notorio, y así lo ha denunciado la Organización Médica Colegial esta semana (hoy en Diario de Navarra), que no se ha contado con los médicos en esta crisis.
De forma análoga, se constata que las contestaciones procedan de un amplio abanico de ámbitos y colectivos, lo que demuestra que la preocupación sobre el COVID-19 no es patrimonio de un sector sanitario sino global.
Queda claro que los facultativos de Navarra no hemos recibido los medios de protección necesarios. Especialmente en las primeras fases de la crisis, la carencia era manifiesta. Esta realidad se traduce posteriormente en la percepción de que no nos sentimos protegidos y que, de cara a un futuro rebrote de la enfermedad, nos tememos no contar con los medios de protección y recursos necesarios.
A pesar de la gravedad del problema, muy pocos denunciaron el problema por escrito. La causa queda a la libre interpretación de cada cual. ¿Somos un colectivo poco beligerante? ¿Miedo a represalias? ¿La convicción de que, pese a todo y como sea, hay que atender a los enfermos? ¿Creer que protestar es una pérdida de tiempo?
Los protocolos de actuación eran, en general aceptables o buenos en cuanto a accesibilidad, actualización y contenidos, pero la opinión sobre su sencillez y aplicabilidad era mala. ¡No es de extrañar! La sensación de falta de coherencia en los protocolos y el distanciamiento, en ocasiones, con la evidencia científica disponible, no conduce a la serenidad. Los bandazos en las indicaciones del Ministerio de Sanidad, seguidas por muchas comunidades autónomas sin ningún tipo de crítica, ha sido inaudita. La muestra más reciente hoy mismo con el asunto de la obligatoriedad de las mascarillas. Hoy sí y ayer no. Hoy insolidario si no la usas y ayer insolidario con los sanitarios y alarmista si lo haces.
La entrevista en prensa del Gerente de AP en la que afirma, entre otras cosas, que “a fecha de hoy, diría que cualquier persona que vaya a un centro de salud debe ir con mascarilla” aunque no sea un enfermo respiratorio, es decepcionante. Que ahora haya comprendido e interiorizado lo que hace dos meses era evidente es muy lamentable.
Hemos denunciado muchas veces que no pueden elaborarse los protocolos y medidas de protección dependiendo de las existencias en el almacén. Esta percepción también se comprueba en la perspectiva de futuro. No disponemos de protocolos claros.
Un 8% de facultativos infectados es una proporción muy alta y probablemente infravalorada, ya que aunque se hayan utilizado muchos test rápidos (en el 83,3% de los que han respondido la encuesta), su sensibilidad es baja y las posibilidades de falsos negativos son previsiblemente altas.
Los test rápidos, tan utilizados en Navarra, han sido retirados por ineficaces en otras comunidades. La PCR tiene una alta sensibilidad pero su ventana temporal de utilización es muy restringida (solo la fase de infección). Aunque pocos compañeros no han sido sometidos a algún test, no tenemos la garantía de haber sido adecuadamente diagnosticados (un 28% no puede asegurar ni una cosa ni otra). También ésta es una de las preocupaciones ante un rebrote, la falta de medios diagnósticos adecuados.
Tampoco las cifras publicitadas sobre contagios en profesionales merecen confianza. Declarar solo como infectados aquellos con PCR positiva no cuantifica adecuadamente la verdadera dimensión del problema del contagio entre profesionales. Deberemos esperar a la disponibilidad de test más sensibles realizados a todo el personal sanitario incluidos todos los facultativos.
Es imprescindible conseguir que todos los profesionales sanitarios sean diagnosticados de forma eficaz, con técnicas muy sensibles y específicas, tal y como están haciendo otras empresas de Navarra de sectores menos esenciales que el sanitario. Para ello debemos utilizar todos los recursos disponibles. Despreciar selectivamente las oportunidades que ofrecen diversos laboratorios de Navarra es un lujo político que los facultativos no podemos permitirnos.
La falta de información ha sido la principal crítica de los facultativos del colectivo vulnerable ante COVID-19. No solo la falta de claridad normativa atribuible al Gobierno Central y al Foral, sino también las frecuentes modificaciones en las instrucciones sobre los trámites burocráticos, la lentitud de las evaluaciones del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales y los problemas de tramitación han sido causas del malestar de los profesionales.
Muchas respuestas alaban el papel de los jefes en la protección de los profesionales del colectivo vulnerable. En numerosos casos, ha sido la decisión de los superiores inmediatos la que ha permitido encauzar sus preocupaciones y darles solución, supliendo con su comprensión y buen hacer las carencias de la organización.
No solo los jefes, también los propios facultativos han dado todo lo que estaba en sus manos. El trabajo por encima de la jornada y mayoritariamente voluntario en unidades COVID y sustituyendo a los compañeros de baja ha sido intachable.
Muy lejos del trato que han recibido de la Administración. Al menos un tercio de ellos no ha recibido la retribución debida. Decir que en Navarra el colectivo más numeroso de facultativos que han realizado trabajo extraordinario es el de los que no han cobrado, debería avergonzar a muchos directivos. Nos encargaremos de que nadie quede sin la retribución que merece. ¡Es lo mínimo!
Los facultativos nos hemos sentido cansados, afectados anímicamente y hemos tenido miedo. Un temor que se extiende al futuro inmediato. Dudamos de la capacidad de la organización. No confiamos en nuestros gestores, ni en los recursos disponibles, pero tenemos una enorme fe en nuestros compañeros, sin duda merecida a la vista de los resultados de esta encuesta.
Desde el Sindicato Médico de Navarra agradecemos a todos los facultativos el trabajo realizado y el apoyo recibido en estas terribles semanas y les animamos a continuar en el esfuerzo, en su autoprotección y en la exigencia de sus derechos.